Cuando el Dios YHWH le dijo a Abraham que fuera a Moriah y sacrificara a su hijo, ningún oyente antiguo podría haber dejado de reconocer este contexto cultural e histórico del sacrificio de niños. El ardiente Valle de Gehinnom era un lugar donde innumerables niños habían sido asesinados a lo largo de los siglos. Varios dioses de la región exigieron tales sacrificios, incluso en su propio tiempo (mucho después de Abraham).
¡El texto de Génesis no nos habla de las preguntas silenciosas que ardían en la mente de Abraham durante esa caminata de tres días! Pero se supone que debemos reconocerlos. Los primeros oyentes de la historia habrían sentido esta tensión cuando el patriarca de su nación se dirigía en una “peregrinación” al mismo lugar donde sus descendientes se presentaban a YHWH tres veces al año.
Abraham se dirige hacia el norte para sacrificar a su heredero prometido en un acantilado que domina ese maldito valle donde las tribus cananeas están acostumbradas a hacer lo mismo por sus dioses. ¿Piensa él que YHWH es exactamente igual, igual de sanguinario y cruel, igual de exigente en el sacrificio de niños? ¿Será por eso que acepta este horror y no “retiene a su hijo”? ¿O está participando en este acto por alguna otra razón?